Santa Bárbara, un encantador barrio de Gijón, tiene sus raíces en 1955 cuando la Fábrica de Moreda lo construyó con la intención de brindar hogar a las familias de sus trabajadores. Inspirado en el modelo inglés, el barrio forma una mini ciudad con casas idénticas, con la visión de un hogar con huertos para todos.
A pesar de la falta de atención por la distancia de las zonas urbanizadas, los vecinos decidieron tomar cartas en el asunto. Construyeron con sus propias manos un centro social, transformando el barrio en una comunidad sólidamente unida, convertida hoy en una Asociación de Vecinos que trabaja en un programa anual repleto de actividades para el disfrute tanto de adultos como de niños.
Entre estas actividades destaca la creación de un pequeño huerto comunitario en uno de los espacios del centro social, que requería una pequeña renovación, aprovechando la oportunidad para realizar un mural ilustrado, que refleje el espíritu creativo y la unidad que define a Santa Bárbara.
Santa Bárbara, un encantador barrio de Gijón, tiene sus raíces en 1955 cuando la Fábrica de Moreda lo construyó con la intención de brindar hogar a las familias de sus trabajadores. Inspirado en el modelo inglés, el barrio forma una mini ciudad con casas idénticas, con la visión de un hogar con huertos para todos.
A pesar de la falta de atención por la distancia de las zonas urbanizadas, los vecinos decidieron tomar cartas en el asunto. Construyeron con sus propias manos un centro social, transformando el barrio en una comunidad sólidamente unida, convertida hoy en una Asociación de Vecinos que trabaja en un programa anual repleto de actividades para el disfrute tanto de adultos como de niños.
Entre estas actividades destaca la creación de un pequeño huerto comunitario en uno de los espacios del centro social, que requería una pequeña renovación, aprovechando la oportunidad para realizar un mural ilustrado, que refleje el espíritu creativo y la unidad que define a Santa Bárbara.
Fueron varias las propuestas cromáticas, todas limitadas a cuatro tintas, para poder reducir el presupuesto en material y también el tiempo de ejecución de la obra, jugando con los trazos para crear volúmenes y una composición rica en elementos.
La Asociación finalmente se decantó por una versión más cercana a la gama natural de su huerto, optando por un conjunto mucho más veraniego.
Fueron varias las propuestas cromáticas, todas limitadas a cuatro tintas, para poder reducir el presupuesto en material y también el tiempo de ejecución de la obra, jugando con los trazos para crear volúmenes y una composición rica en elementos.
La Asociación finalmente se decantó por una versión más cercana a la gama natural de su huerto, optando por un conjunto mucho más veraniego.
Sin reparo, la proyección es la forma de solucionar el encaje de manera rápida y limpia. Proyectando la imagen, marcamos las líneas de contorno del dibujo y otras líneas que puedan ser de ayuda para la composición final.
Aprovechando unos días sin lluvia en el norte de España, conseguimos dar vida al mural en diferentes fases, aprovechando el blanco del fondo y dejando para el final el color negro, que remataba la imagen.
Cabe destacar que este fue la primera oportunidad que surgía de arte urbano, de la cual sacamos muy buenas sensaciones (y ganas de repetir la experiencia).
Como detalle importante, la Asociación nos pidió que parte del mural fuera intervenida por los vecinos más jóvenes, así que la zona inferior del mismo fue marcada en lápiz y rematada una mañana en la que el arte fue la excusa perfecta para reunirnos todos en una pequeña celebración del verano y la creatividad.
De esta forma, conseguíamos una pieza de formas sencillas para convertirla en una expresión en la que todos pudiesen dejar su huella.
Días más tarde, nos trasladamos para rematar zonas inacabadas y detalles, terminando finalmente el mural que esperamos conviva muchos años con esta comunidad.